sábado, 21 de junio de 2014

Guia de Bombillas de Bajo Consumo

¿Cuál es la equivalencia?

Una bombilla tradicional de 100W equivale a una fluorescente de 30W, a una halógena de 50W o a un LED de 15W. Sin embargo, por sus distintas características, no todas ellas proporcionan la misma eficiencia energética para cualquier escenario o uso; es preciso saber seleccionarlas para sacarles el máximo partido. Esta guía, junto con nuestra herramienta para encontrar las mejores bombillas, te ayudará a descubrir cómo y cuándo usar esta nueva generación de luminarias.


Fluorescentes



Ahorro

Importe energético anual: Menos de 22 euros.

Sólo con utilizar una de estas lámparas de 18W en lugar de la tradicional incandescente de 75W ahorraríamos durante la vida útil de la bombilla más de 60 euros o, lo que es lo mismo en términos de energía, 570 kWh. Además, evitaríamos la emisión de cientos de kilogramos de gases de efecto invernadero

Consumo

Una bombilla de bajo consumo de 40W funcionando una hora consume 0,04 kW. Este tipo de bombillas consume un 80% menos que las tradicionales (el equivalente a la demanda de 2.500 hogares).


Vida útil

8.000 horas, es decir, unas 8 veces más que una tradicional. Algunos modelos de bombillas compactas alcanzan las 15.000 horas.

Falsos Mitos

Produce cansancio. El parpadeo de 50 hertzios de los antiguos tubos fluorescentes es cosa del pasado. Los modernos cuentan con tecnología capaz de emitir la corriente alterna a una frecuencia de 20.000 a 60.000 ciclos por segundo, anulando el qwparpadeo.

El otro gran mito es pensar que el fluorescente consume menos energía estando encendido que apagándolo y volviéndolo a encender cuando entremos de nuevo en la habitación. Sólo si como máximo estuviera sin funcionar 23 segundos podría compensar mantenerlo encendido, pero resulta raro entrar y salir del cuarto cada menos de medio minuto. ¡Así que no olvides siempre apagarlo!


Uso ideal

Dado que les cuesta encenderse y alcanzar su punto de máxima luminosidad, son recomendables en lugares en los que la luz estará mucho tiempo encendida, como un salón o una cocina. Es mejor evitar su uso en lugares donde su encendido y apagado sea constante (acorta su vida útil), como en pasillos o descansillos de portales.

Además, su forma también es importante, puesto que mientras las que tienen forma espiral reparten la luz en todas las direcciones y las lineales son perfectas para iluminar toda la estancia, las redondas se utilizan fundamentalmente para las salas de interior.


LED





Se trata de diodos semiconductores que emiten luz (Light Emitting Diode), permitiendo un mayor control de la distribución de la luz. Son muchos los que confían en que esta tecnología sea el futuro de la iluminación. Entre sus ventajas, además de su amplia gama de colores, destaca que, a diferencia de las de bajo consumo, no precisa calentarse para funcionar a pleno rendimiento. A ello también se suma que son muy eficientes a bajas temperaturas, lo que no sucede con las fluorescentes.


Ahorro

Importe energético anual: menos de 11 euros, cinco veces menos que una bombilla tradicional.

Consumo

Una bombilla de LED de 20W consume 0,02 kWh frente a los 0,100 kWh de su equivalente incandescente.

Vida útil

La disipación de calor y la calidad de los materiales sobre la vida útil y la salida de la luz son factores que influyen sobre este tipo de bombillas. No todas las tecnologías, marcas y modelos duran lo mismo pero los valores de referencia se mueven en la horquilla de las 45.000 y 50.000 horas, una diferencia astronómica si lo comparamos con las 1.000 horas de las incandescentes.
Importe energético anual: menos de 11 euros, cinco veces menos que una bombilla tradicional.
Ahorro
Una bombilla de LED de 20W consume 0,02 kWh frente a los 0,100 kWh de su equivalente incandescente.

Falsos Mitos

No todos los colores de LED sirven para todos los usos. Mientras que la luz cálida (como la de las bombillas incandescentes) se recomienda para el hogar por sugerir mayor relajación; para los ámbitos de trabajo es más adecuada la luz fría, similar a la de los fluorescentes.

En todas las bombillas podemos encontrar indicada la calidez de su luz en los dos últimos dígitos de la numeración que viene a continuación de sus vatios, pudiendo ser 27, 30, 40 o 65. De este modo, si 27 hace referencia a 2.700 Kelvin, es decir, a una luz cálida similar a la de una cerilla, el 65 serían 6.500 Kelvin o, lo que es lo mismo, una color blanco muy frío sólo apto para ambientes muy específicos de interior.


Uso ideal

Debe evitarse su utilización en lugares donde se precise mucha iluminación, por lo que su uso doméstico generalmente se está dando en lugares en los que permanecen mucho tiempo encendidas y cuyo acceso para cambiarlas es relativamente complejo debido, por ejemplo, a la altura.

Sin embargo, en los últimos tiempos la aparición de los tubos de LED en sustitución de los fluorescentes está ampliando el uso de esta tecnología. A pesar de su elevado coste inicial (a partir de los 20 euros), se estima que con una media de 10 horas al día en menos de dos años el gasto quedaría amortizando, prolongando el ahorro energético.


Halógenas
Bombillas de reducidas dimensiones, normalmente de forma lineal, de cápsula o estándar y dicroicas, con modelos que van desde los 110W o 220W de potencia a los 12W (con transformador reductor de tensión o voltaje). Se caracterizan por aportar mayor intensidad de luz y alcanzar elevadas temperaturas, para lo cual suelen utilizar cristal de cuarzo, que soporta muy bien este calor.

            


Ahorro

Importe energético anual: unos 38 euros, lo que significa alrededor de un 30% de ahorro frente las bombillas tradicionales.

Consumo

Una bombilla halógena de 70W funcionando una hora consume 0,07 kWh frente a los 0,100 kWh de su equivalente incandescente.

Vida útil

3.000 horas (3 veces más que una incandescente).


Falsos Mitos

Se tiende a pensar que todas las bombillas halógenas dicroicas requieren de un transformador, lo que puede incrementar el coste de instalación. Es falso; existen lámparas de baja tensión que pueden conectarse directamente a la línea de 220V, ofreciendo una elevada salida de luz capaz de iluminar nuestra vivienda habitual, bares o hasta salas de museos y exposiciones

Uso ideal

Debido a su rápido encendido, son muy recomendables para lugares en los que sea necesario su arranque instantáneo y durante no mucho tiempo, como un cuarto de baño o un pasillo. También donde se requiere una reproducción cromática buena con temperatura de color cálida. En contrapartida supone mayor potencia y consumo.

No obstante, en los últimos años las diferentes modalidades, sobre todo entre las dicroicas (las de forma semiesférica que suelen empotrarse en el techo), han propiciado que ya puedan utilizarse en infinidad de aplicaciones, desde puntos de luz de acentuación decorativos a dormitorios, salones o, incluso, exhibidores de productos en comercios.


  Fuente


Plantas biónicas que captan un 30% más de luz, desarrolladas por MIT

Un equipo de investigadores consigue crear una nueva clase de plantas biónicas con capacidad para capturar de la luz un 30% más de energía y detectar contaminantes medioambientales.
Plantas biónicasMitad vegetal, mitad nanotecnología, las plantas que se cultivan en el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachussets son capaces de hazañas propias de súper plantas. Un equipo de investigadores se ha puesto al servicio de laarabidopsis thaliana, una especie herbácea que dadas sus características permite aplicar soluciones de nanobiónica vegetal.
Parece ciencia ficción pero no lo es. La técnica consiste en inyectar en el anverso de las hojas de esta planta una infusión vascular que contiene una solución de nanopartículas, concretamente nanotubos de carbono. Gracias a una reacción química, esta solución se introduce directamente en el cloroplasto de las hojas, que es el sitio preciso donde tiene lugar la fotosíntesis, y lo estimula de tal manera que consigue incrementar su poder de fotosíntesis hasta un 30%.
La planta se convierte así en un dispositivo fotónico con propiedades para detectar partículas electromagnéticas. Gracias a esta propiedad, la investigación también ha dado con la fórmula para que sean capaces de monitorizar ambientes detectando sustancias contaminantes, como el gas óxido nítrico, una sustancia que se genera a causa de la combustión.
La propia naturaleza de las plantas hace que sean una especie idónea para este tipo de “misiones” tecnológicas: resisten en ambientes hostiles, disponen de una fuente constante de energía y aprovechan de manera óptima la distribución de agua. Quizá en un futuro no muy lejano los geranios de nuestros balcones sirvan para más cosas que para adornar.

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